Ya tenemos ahí el teatro Riera salvado del desguace amenazador. En su día sugerimos cómo entendíamos que se debía afrontar su rehabilitación: financiación supramunicipal y planificación como foro de la Comarca de la Sidra. Lo primero ha sido así ya que las posibilidades municipales no alcanzaban ni de lejos al volumen de inversión.
El concejal Rogelio Estrada dio cumplida información de la situación y avatares del complejo asunto del teatro y su plaza, una herencia pesada, conflictiva y mal puesta, que le toca gestionar a la actual corporación. Fue muy de agradecer la aportación de datos que en el acto organizado por CUBERA en la sala del Capistrano hizo Estrada, así como la participación en la mesa de debate del concejal socialista Castro Alonso, ante numerosa asistencia.
No entraremos a describir los errores de planteamiento con que se había iniciado y desarrollado la intervención en este edificio tan notable. Cuando se van conociendo, el asombro crece hasta la indignación. Hay errores de toda índole en los que han incurrido casi todos los intervinientes, en recuento para el que nos faltan espacio y fuelgu . Pero hay algo que tenemos la obligación de advertir porque va en ello la seguridad de los espectadores. Aquellas dos salidas de emergencia que tenía el patio de butacas en los flancos del escenario han sido suprimidas, cegadas mediante una sólida obra. No queremos imaginar lo que puede suceder si un día -o noche- se planteare una emergencia: cómo evacuarán las doscientas personas del patio; lo tendrán mejor los de la cazuela, eso que llamamos "gallineru" mientras que el patio será una angustiosa ratonera. Aquellas dos salidas, una medida adoptada en 1945 que ha sido eliminada hoy, cuando las cautelas de seguridad son tantas, cuando se acumulan tan dolorosas experiencias. Incomprensible. Pero hay tantas cosas incomprensibles en esta obra que tenemos que aplicar una vez más la ley del sinsentido que rige numerosas realizaciones de nuestro municipio (de las irealizaciones, ya no hablamos), que pensamos que debería crearse un Guinness de los despropósitos para que Villaviciosa lo ocupe victoriosamente.
En fin, menos mal que hemos podido asistir a una ópera retransmitida desde el ovetense Campoamor, deleitarnos un par de veces como sendas actuaciones de la Coral Capilla de la Torre, un disfrutar de la incisiva parodia de Contraste poniendo en solfa la actualidad y con su excelente representación de La Ciudad Sitiada una obra dura, difícil, impactante, que el grupo teatral planteó con genio y mostró con la maestría que tiene ampliamente acreditada en toda España. CUBERA pudo realizar una sesión en torno al calentamiento global, tema ha presentado por vuestro consocio Juan Carlos Abanades experto en almacenamiento de CO2.
Ha habido algunas programaciones interesantes, como la de jazz (¡del bueno!) Y de los conciertos del Festival de Música Clásica organizado los días 8y 9 de noviembre por la Escuela de Música del Ateneo Obrero y el Ayuntamiento. De excelente calidad.
Pero una pregunta no os accedía imperturbablemente: ¿Se sabrá sacar a este recurso el jugo que la inversión merece y nuestra socidad necesita? ¿Será verdaderamente el foro de esta comarca? ¿Habrá una programación sería y coherente? Cine, teatro, conferencias, debates, conciertos, convenciones... Todo ello debe tener en el Riera su escenario.
Y para que la "representación" sea fructuosa una condición se impone: debe ser llevada por un técnico, una cabeza experta en programar y gestionar centros culturales. No puede quedar este espacio sin planificación de conjunto, sin sentido de lo que necesita, quiere y puede la sociedad de estos seis concejos y sus 30.000 habitantes.
-CUBERA-